miércoles, 14 de enero de 2015

Ser o no ser Charlie


Los hermanos Cherif y Saïd Kouachi, signados como los autores del ataque terrorista contra el semanario Charlie Hebdo que dejó 12 muertos, fueron abatidos por las fuerzas de seguridad francesas que ingresaron a la fábrica donde estaban atrincherados con un rehén. Tres millones de persona, entre dirigentes de todo el mundo y ciudadanos, conmovidos por la matanza, salieron a la calle. Y la nueva publicación del semanario, con nuevas caricaturas de Mahoma, ya está agotada. ¿Y Ahora?

Por su parte, los medios de comunicación y su visión simplista de los actos solo lograron instalar odio y trivialidades. Hablar solo de ataque a la libertad de expresión es hacer un análisis básico de un tema que es mucho más profundo. Los canales de noticias fueron un sinfín de opiniones sin ninguna responsabilidad: “Es un ataque a la libertad de expresión”, "en Argentina no valoramos la liberta de expresión como en Francia" (Ante todo, primero extrapolar  lo que pasa en el mundo al país), "En Francia lo más sagrado es la libertad".


Francia, un aliado histórico de la OTAN, avaló varios ataques que realizó la organización a la libertad de expresión que hoy repudia: 1999 bombardeo en Belgrado de la estación de TV pública serbia y bombardeo de Israel en Beirut a la estación de TV Al-Manar, en el 2006.

Nadie habló de la novela de Michel Houellebecq, que casualemente salió a la venta esta semana.
Sin leerla, solo la reseña alcanza para saber que la ficción de Houellebecq, es islamofobia en si: El escritor francés se adentra con su ficción en las teorías desarrolladas por otro autor racista y fascista, el filósofo Renaud Camus, autor de La Gran Sustitución. En este libro, Camus desarrolla la idea de una civilización occidental, en este caso Francia, sustituida o pervertida por los valores del Islam.

Nadie, o pocos, repudian lo que publica Charlie Hebdo. Que siendo una publicación anarco – atea, queriendo o no, ayuda a desarrollar la creciente islamofobia en el país. Está claro que nadie puede justificar la muerte de estos 12 periodistas. Pero este ataque no debe hacer callar tampoco las críticas que se pueden hacer a su humor islamófobo.
La justicia Francesa tampoco actúa bien. Charlie Hebdo fue llevado a juicio en el 2007 por sus caricaturas "Mahomet débordé par les integristes", en la cual se la veía a Mahoma llorando junto a la frase: “Es difícil ser amado por idiotas”. La decisión del tribunal de Paris fue a favor de Charlie hebdo, concluyendo que las caricaturas no son injurias a la religión musulmana. Ellos por su parte, se justificaron diciendo que no atacan a los musulmanes, sino a los extremistas.

Es cierto, poco sabemos de su línea editorial. Muchos recién conocemos el semanario. Pero la representación de Mahona, y muchas veces desnudo, ya es una ofensa para la religión musulmana. Entonces, ¿Dónde queda el límite de que es ofensivo y que no?
Decir que las caricaturas no son una ofensa para el Islam es sencillamente ridículo. Y es ofensivo para 1200 millones de musulmanes, no solo para los extremistas. ¿Dónde está la "Fraternidad" que es parte del lema tripartito de Francia si trata así a 8 millones de musulmanes que viven en ese país?
No todos los ocho millones de musulmanes comparten la visión de ISIS sobre el Islam. De hecho, muchos de ellos emigraron, además de por razones económicas y laborales, por ser considerados infieles ante Estado Islámico.  El islam, con 1200 millones de seguidores, es heterogéneo. Entonces, ¿No les conviene a estos grupos extremistas que exista una mayor islamofobia en Europa? ¿No justifica más su accionar? Un musulmán, joven, maltratado en su país de origen y estigmatizado en Europa, ¿Dónde se refugia? ¿No reclutan también así?


Por otro lado, en 2012, el Gobierno Francés pidió a Charlie Hebdo que evite publicar unos dibujos del profeta Mahoma desnudo. Nadie cuestionó el derecho de la revista de publicar lo que quisiera, pero sí la decisión de hacerlo en un contexto signado por la violencia. La revista siguió adelante, y el gobierno de Francia decidió cerrar por precaución 20 de sus embajadas. El director de la revista estaba en la lista de los 10 más buscados del Estado Islámico. Estaba bajo amenaza constante. La tragedia era inminente, y podría haberse evitado.

Ahora, no faltan los oportunistas conservadores de siempre para imponer sus ideales fascistas, generando miedo y odio en la sociedad: Marine Le Pen y el ex presidente Zarkozy no perdieron ocasión para repudiar los asesinatos y de paso pedir controles más severos de la frontera y la implementación de la pena de muerte en el país.

Los gobiernos democráticos tienen el mandato y el deber de defender la libertad de todos los que quieran ser o no ser Charlie. Y en ese contexto, el Estado (todos los ciudadanos) tienen la responsabilidad de entender el mundo en el que viven y tratar de construir, con su actos concretos y cotidianos, el mundo en el que quieren que vivan sus hijos. Hoy, en un mundo en el que se viralizan por las redes las decapitaciones del Estado Islámico tanto como las torturas de Guantánamo. El ojo por ojo nos va a dejar ciegos.

Lo cierto es que a los únicos que perjudican estos actos es a los millones de musulmanes que viven en una Europa cada vez menos tolerante y más prejuiciosa. Basta mirar un poco la tele, para darse cuenta que la vida de 12  franceses valen más que la de miles musulmanes. Y lo obvio, es que todas valen lo mismo. El "mundo" se conmociona por Charlie, pero hay miles que mueren todos los días sin nombre ni apellido.